domingo, 3 de mayo de 2009

TREKKING AL CERRO TORRE - EL CHALTEN - PROV. SANTA CRUZ


CAMINO AL CERRO TORRE


El día se presentaba inestable, con nubes que corrían desde el oeste. El pronóstico que nos había informado el guarda parque era de lluvia; pero decidimos ponernos en marcha. El día anterior nos habíamos aprovisionado de víveres para una estadía de dos noches en la montaña; que equivalían a cinco o seis comidas y algunas colaciones para la caminata.


Principalmente llevábamos fideos, frutas secas, arroz, polenta, condimentos y diversas infusiones.




En un trekking de esta naturaleza, se tiene que prestar mucha atención con el peso de las mochilas, y llevar lo necesario. Los alimentos forman una parte importante del peso que llevaremos en esos siete km. y medio de recorrido.


La senda parte de una calle del pueblo cerca de un hotel muy importante de tejas rojas. Se sube una loma y seguidamente se llega a una pampita. Así continuamos atravesando bosques y teniendo sobre la izquierda la vista majestuosa del caudaloso y serpenteante río Fitz Roy.


Luego comienza una trepada, no muy difícil, hasta llegar al cabo de una hora y media o dos al mirador del Cerro Torre. Sabíamos que estábamos a mitad de camino.


En este lugar descansamos, comimos algunas colaciones para reponer fuerzas y sacamos algunas fotos. Hacia el oeste la senda se interna por un faldeo de bosques bajos de lengas, y sobre la izquierda observamos un extenso valle con mucha vegetación, donde corre el río Fitz Roy.


El trayecto nos lleva dos horas mas de caminata hasta llegar al campamento De Agostini, pero un nubarrón negro nos sorprende y comienza a granizar. Entre bromas y risas llegamos a un lugar del campamento cerca del río y armamos la carpa mientras brillaba el sol. Así es la patagonia !.








El campamento De Agostini es libre, no tiene ningún servicio, solamente algunas letrinas al igual que el campamento Poincenot del monte Fitz Roy.

El día era perfecto para contemplar el Cerro Torre, que con sus 3102 metros de altura se mostraba glorioso en toda su magnitud. Aunque en esas latitudes el viento es intenso, ese día era inusual; muy calmo, podríamos describirlo, como un día de playa en la montaña.

En un sector del campamento que estaba libre de árboles, se encontraban uno muchachos sentados sobre la arena volcánica tomando sol, que al juzgar por los equipos que traían, eran escaladores. También irrumpían en el lugar caminantes con pequeñas mochilas que hacían el trekking, ida y vuelta en el mismo día. Esto no lo aconsejo, ya que muchos de ellos no pudieron contemplar la montaña, como paso el segundo día de nuestra estadía.
Todo el agua de la zona es potable, y la mayoría de los acampantes la obtenían del río. Pero en una salida por los alrededores habíamos observado un manantial con buena agua cristalina, sin sedimentos glaciarios.
Al fin del día, ya cansados, preparamos una buena cena, y luego conciliamos el sueño rapidamente.
El segundo día amaneció nublado y muy ventoso. El Torre se mantenía oculto, y los trekker ocasionales que visitaban el lugar no pudieron contemplarlo.
Decidimos conocer la laguna Torre, que se encuentra a quince minutos del campamento.
Luego de cruzar una morena pedregosa, se divisa la laguna, con sus bloques de hielo navegando sin rumbo.
El viento era muy fuerte. En el lugar hay una tirolesa que cruza el río Fitz Roy a la altura de su nacimiento en la laguna. Hasta este lugar se puede llegar sin acompañamiento de guia. Si se decide cruzarlo, y realizar una caminata por el hielo, es conveniente ir acompañado por un guia. Según lo que me comentaron, esta caminata es una experiencia inolvidable.
Si tomamos la senda que se encuentra a la derecha de la laguna nos llevará al mirador del Torre.
Volvimos al campamento tomando por la costa del río Fitz Roy, donde sacamos muchas fotos, con vistas hermosas.
Muy conformes con lo que habíamos visto y conocido, al día siguiente emprendimos la caminata de regreso al pueblito del Chalten.








Fue curioso, en el camino de regreso vimos paisajes, que en la ida no habíamos contemplado, lo que demuestra la diversidad del entorno.


En horas de la tarde estábamos llegando al pueblo... muy contentos; pero por que no decirlo, un poco melancólicos por todo lo que habíamos dejado atras...
Eduardo
Enero 2009.-

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